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El académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago, Dr. Pablo Lacoste, plantea que el alejamiento de los hermanos Fidel y Raúl Castro de la máxima dirigencia de la isla podría constituir una señal hacia un cambio de régimen. “Tenemos que ver cómo las nuevas generaciones enfocan la política cubana, porque los Castro quedaron muy aferrados a los hechos de la revolución de 1959 y a un escenario marcado por la Guerra Fría. Hay que ver si las nuevas generaciones se liberan de esa herencia”, afirma.

Raúl Castro, hermano de Fidel, dejó la presidencia de Cuba esta semana, luego que 603 de los 604 diputados de la Asamblea Nacional de ese país eligiera como su sucesor a Miguel Díaz-Canel. El hecho marcaría el alejamiento de los Castro de la máxima dirigencia de la isla.

Para el analista y académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago, Dr. Pablo Lacoste, la señal política puede ser interpretada como un indicio de que el país avanza hacia un régimen democrático.

“Puede ser un primer paso hacia la democracia y los objetivos originales de la revolución cubana que, según lo decía el mismo Fidel Castro en Sierra Maestra, postulaba la plena vigencia de la Constitución de 1940 y un llamado a elecciones libres”, afirma.

Aunque el doctor en estudios americanos reconoce que el nuevo Gobierno debe instalarse y que el proceso hacia un cambio de régimen puede ser lento, a fin de que la transición no sea traumática para el pueblo de ese país, asegura que hay poco espacio para que esto no suceda.

“Obviamente, los nuevos dirigentes tienen que escuchar la demanda del pueblo cubano, que está cansada de vivir en condiciones precarias, toda vez que se comparan con sus parientes y amigos en el exterior”, sostiene.

En ese sentido, el académico indica que el recambio generacional en la presidencia podría ser un factor que impulse a este cambio de régimen, considerando que Raúl Castro tiene 86 años, mientras que Díaz-Canel, 57.

“Tenemos que ver cómo las nuevas generaciones enfocan la política cubana, porque los Castro quedaron muy aferrados a los hechos de la revolución de 1959 y a un escenario marcado por la Guerra Fría. Hay que ver si las nuevas generaciones se liberan de esa herencia”, señala.

Finalmente, señala que uno de los principales desafíos del nuevo Presidente es redefinir la relación estrecha que mantiene con Venezuela, lo que podría repercutir en sus relaciones diplomáticas con todo el continente americano.

“Como Cuba ha ido empujando a Venezuela a la situación catastrófica en que está ahora, hay que ver si el nuevo Gobierno va a insistir en esa alianza o tomará un camino más democrático para solucionar la situación, a fin de vincularse mejor con América Latina”, concluye.