“Este proyecto de ley es de aquellos proyectos de ley que generan pasiones, desatan pasiones, controversias, porque implican valores, visiones filosóficas, distintas visiones y miradas de la vida, construcciones religiosas, adhesiones a distintas maneras de enfocar la vida que cada uno de nosotros tenemos.
Y por esa razón, Presidente, me parece que este es un proyecto que apunta a las mayorías, no solo a las minorías, como generalmente se dice. A las mayorías, porque ¿quiénes históricamente se han sentido alguna vez discriminados en Chile? Probablemente, la mayoría de las personas, en alguna oportunidad de su vida, en el transcurso de su vida, ya sea por una razón religiosa, una mujer mayor por un acceso al trabajo, un hombre que es despedido porque consideran que ya está viejo en su trabajo, un joven o una niña joven por su “pinta”. Hay diversas razones por las cuales mucha gente ha sido históricamente discriminada.
El Senador Pizarro solamente recordaba algunos ejemplos. Tan solo en nuestro país, para recordar, hace 18 años ya no existen hijos clase A y clase B. Recordemos que en esa época en la Cámara de Diputados fuimos pocos los que sacamos adelante el proyecto de filiación porque existía discriminación. Con los hijos existían hijos de distinta categoría.
Y así hemos ido avanzando poco a poco en avanzar en contra de las discriminaciones.
Varios Senadores que me han antecedido en la palabra lo han dicho: qué importante es tener un país como el nuestro, donde hemos avanzado en la libertad de culto, donde a la gente no se la persiga ni discrimine por sus creencias religiosas, un país donde podamos ir terminando con discriminaciones odiosas.
Y por esa razón este proyecto de ley yo lo defiendo, y lo defiendo con pasión. Y lo defiendo con pasión por tres razones.
En primer lugar, porque el artículo 2°, señor Presidente, establece una serie de categorías, y en esas categorías está la orientación sexual. ¿Y por qué la orientación sexual? Porque el año 2006 un grupo de expertos y especialistas en derechos humanos se pusieron de acuerdo para que en materia de Derecho Internacional estuviese en un amplio acuerdo entre estos especialistas otorgarles legitimidad para su uso y aplicación a tal punto que toda las resoluciones de la OEA y las Naciones Unidas sobre esta materia mencionan el principio de orientación sexual. Incluso, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha utilizado esta expresión. Así en el caso de la demanda contra el Estado de Chile ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el caso de la jueza Karen Atala, señala que -comillas-: “El lenguaje discriminatorio utilizado por las autoridades judiciales es una evidencia clara de que el tratamiento otorgado a la señora Karen Atala estuvo sustentado en una expresión de orientación sexual.
Si a eso sumamos que cada año en la Asamblea General de la OEA se han adoptado, desde su tercera resolución, motivos de orientación sexual e identidad de género como motivos de discriminación; sumemos las cartas del Secretario General de las Naciones Unidas; junio de este año, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas emitió una declaración sobre derechos humanos en los cuales pide a los países miembros que incorporen en sus legislaciones este concepto de orientación sexual e identidad de género, obviamente son conceptos que a nuestro juicio, a mi juicio al menos, deben ser considerados.
Quiero señalar, además, yo también suscribo la indicación que habla con respecto a la identidad de género. Porque esta identidad de género se define -comillas- “como la vivencia interna e individual del género, tal como cada persona la siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento de nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo.
Esa es la definición.
Por lo tanto, a mi juicio, sí tiene sentido incorporar la posibilidad de añadir esta indicación de identidad de género como un criterio de discriminación, además de la orientación sexual, con el propósito de dar una explícita protección a las personas que viven la transexualidad.
En conclusión, señor Presidente, creo que es muy importante -y esto a pesar de que es un tema muy transversal, yo quiero decirlo para finalizar mi intervención… En nuestro Programa de Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, en el Capítulo de Derechos Humanos -página 150-, cuando se habla de fortalecer los derechos humanos, textualmente señala: “Promover una política de respeto por todas las personas, independiente de su orientación religiosa, política, sexual u origen étnico o racial, velando porque no existan discriminaciones arbitrarias”.