Cuando el amor es el complemento perfecto para ser un emprendedor exitoso.

 

En Valparaíso, la complicidad y el cariño han logrado que dos emprendedores salgan

adelante formando un gran equipo.

Dina Collao(54) es una mujer de esfuerzo. Ha sido comerciante toda la vida y es lo que

eligió porque le gusta. Fue vendedora ambulante y también fue dueña de un almacén, el

que a pesar de ser atendido por su dueña, quebró debido a su buen corazón al “dar

fiado”, según lo que ella misma cuenta.

Conoció al amor de su vida, gracias a su mejor amiga, en una fiesta cuando era una

adolescente. En un comienzo no le atrajo, pero el galán en pocos meses logró conquistar

su corazón. Se llama Ricardo Basualto(58) y desde ese momento –hace exactamente 30

años- han iniciado una vida juntos, llena de amor, esfuerzo y perseverancia.

Viven en el Cerro Mariposa, en Valparaíso, V Región, junto a sus dos hijos y cuatro nietos.

Son una familia a prueba de balas, que ha sabido sobreponerse a los momentos de crisis

financiera y han llevado a cabo diversos emprendimientos para salir adelante.

“Ingresé a Fondo Esperanza (FE), hace más de siete años y siempre ha sido una ayuda

demasiado especial, porque llegó cuando las cosas estaban malas en el negocio. Teníamos

deudas, estábamos pagando la casa, pero aun así le pusimos empeño, porque la

esperanza es lo último que se pierde y sabemos que estamos juntos en las buenas y en las

malas”, comenta Dina.

Los emprendedores tienen dos puestos de venta de artículos de ferretería en la Feria de

las Pulgas de Avenida Argentina, espacio de comercio reconocido por ser una asociación

de comerciantes ambulantes que se reúnen para ofrecer diversos productos a bajo costo y

en un mismo lugar.

“Vendemos tornillos, clavos, herramientas manuales y herramientas eléctricas. Con mi

esposa separamos las cosas, ya que además de ser matrimonio, somos compañeros de

trabajo. Desde que estamos en la feria nos ha ido bien, ya que nos conocemos a la

perfección, incluso, a veces nos pasa que sabemos lo que el otro está pensando. Nuestros

hijos se ríen de eso”, manifiesta Ricardo.

“Para mí Dina es mi compañera de toda la vida. Estoy feliz con ella porque logramos

conformar una bella familia y trabajamos por ella todos los días. Siempre nos proyectamos

juntos, nos arriesgamos, a veces nos caemos, pero salimos adelante de la mano. Yo creo

que contar con el apoyo necesario para pararse es lo más importante”, expresa el

ferretero.

Al consultarle a ambos sobre su ingreso a Fondo Esperanza, la comerciante –entre risas-

comenta que al principio a Ricardo no le gustaba que ella asistiera a las reuniones, porque

encontraba que devolver créditos semanalmente era complejo, pero con el paso del

tiempo, él también se integró a un Banco Comunal (BC) y se dio cuenta que el apoyo que

le brindaban era bueno.

“Él no quería que fuese a las reuniones, me decía que me quedara en la casa mejor, pero

yo le respondía que me gustaba ir a las juntas, porque el grupo era muy bueno y yo

siempre he sido muy sociable. Al año que yo ingresé, él también se metió a un grupo y

ahora es el último en irse de las reuniones”, dice Dina.

La vendedora siente que ser comerciante es una de las decisiones más importantes que ha

tomado en su vida. “Para mí ser emprendedora significa aspirar a surgir con mucho

esfuerzo, ya que las cosas cuestan y nada es gratis, pero qué mejor que hacerlo con el

apoyo de mi marido. Siempre hemos estado juntos, nunca nos hemos separado, somos un

equipo genial y lo amo”, declara la ferretera.

Dina y Ricardo son un ejemplo de que emprender en compañía de otro hace que cada día

sea una nueva experiencia, aprendizaje y una nueva lección. En la actualidad se

encuentran más unidos que nunca y no está en sus planes el dejar el comercio

ambulante.

“Lo más importante en nuestra relación y en el negocio es la comunicación, porque saber

conversar las cosas y sobreponerse a cualquier circunstancia hace que uno tenga la

fortaleza para seguir emprendiendo con empeño. Eso es primordial, por eso estamos

agradecidos de que Fondo Esperanza nos haya acogido cuando lo necesitábamos. Gracias

a la institución somos emprendedores exitosos”, finalizan los microempresarios.

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