En la V región, Viña del Mar, cerca del “Camino Internacional” de la ciudad jardín, vive una
emprendedora que renunció a su trabajo para cuidar a su hija enferma.
Sandra Fierro (50) es una mujer con una gran fortaleza. Fue secretaria hasta hace un año
atrás cuando se enteró que su hija menor -que padece Cáncer desde los 10 años- debía
recibir cuidados intensivos. En ese momento decidió comenzar a emprender de forma
independiente para tener el tiempo necesario para dedicarle a su familia.
Es madre de dos niñas y desde que se separó de su marido ha debido cumplir un doble rol
al interior de su núcleo familiar. “Mi ex sólo me aporta con $100.000 pesos para el
cuidado de mi hija, por lo que tenía que hacer algo que me dejara dinero para todo lo que
implica mantener un hogar y que me diera tiempo para atenderla como ella necesita”,
explica.
Un día tuvo que viajar a Santiago y por casualidad conoció un trabajo muy particular que
quiso comenzar a desarrollar enseguida: manualidades con flores. Averiguó por internet y
practicó por ensayo y error hasta aprender. “Me encanta crear y amo las flores, por lo que
era la mezcla perfecta para tener un negocio”, expresa.
Se define como una artista floral que confecciona diferentes ramos y objetos con sus
flores, según el pedido del cliente. Cuenta que su negocio es muy demandado, sobretodo,
en fechas especiales como Día de los Enamorados, Año Nuevo, Navidad, cumpleaños,
matrimonios y licenciaturas.
Es emprendedora de Fondo Esperanza, comunidad de emprendimiento solidario más
grande de Chile y conoció la institución social gracias a una de sus compradoras que la
invitó a pertenecer a su Banco Comunal (BC) “Grito y plata”. “Me gustó mucho el grupo,
tenemos buena comunicación, se pasa bien y sirve para olvidarse por un rato de todos los
problemas que tienes en la casa”. Asimismo, cuenta que su negocio ha mejorado
notoriamente desde que ingresó a la comunidad de emprendimiento solidario más grande
de Chile. “Antes me valía sólo por mí misma y con el apoyo económico y moral que me
dan en la organización. Ahora compro más flores y pretendo en un futuro poder agrandar
mi local”, manifiesta.
Respecto a ser una trabajadora independiente, Sandra dice que para ella significa libertad.
“Me di cuenta de que yo puedo sola. Soy libre en el sentido de que yo veo mis tiempos y
no tengo que pedirle permiso a nadie. Sólo yo me hago cargo de mi familia, por lo que
estoy orgullosa de ser independiente y también agradezco que la institución se haya
cruzado en mi camino, porque nadie me prestó apoyo hasta que Fondo Esperanza creyó
en mí”, cuenta.
“Que nadie nunca te diga que no puedes, no hay que tener miedo, ya que con esfuerzo y
con un pequeño empujoncito, todo es posible. Espero invitar a tres amigas pronto para
que entren al grupo, porque todos se merecen poder surgir”, finaliza.
Si deseas contactarla y comprar sus productos, puedes encontrarla a través de Facebook
como “El Jardín de Thania”.