Con fuerza, frescura y coraje, las(os) emprendedoras(es) de Fondo Esperanza (FE) se organizan
para aprovechar al máximo la época estival.
Las vacaciones de verano simbolizan descanso y tiempo para dedicar a las actividades que hemos
deseado hacer durante todo el año. Salir de la rutina y buscar los mejores datos, forman parte de
nuestras únicas preocupaciones.
Este escenario representa una oportunidad de trabajo para los más de 110 mil
emprendedoras(es) de Fondo Esperanza, que desarrollan diferentes servicios y productos desde
Arica a Chiloé. Para algunas(os) este tiempo simboliza la mayor parte de sus ganancias del año,
por lo que implica trabajar arduamente en lo que saben.
Entre los rubros que ofrecen podemos encontrar: Arriendo de cabañas, hostales, restaurantes,
comida típica, deportes al aire libre, paseos en bote y venta de artesanía, por mencionar algunos.
Un ejemplo es “Casa Nativa”, una excelente opción para relajarse, conectarse con la espiritualidad
y salir del estrés. Emplazada en la comuna de Concón, Alejandra Arias, terapeuta holística desde
hace más de 15 años, ofrece reflexología, masaje tailandés, Reiki y sonoterapia. “Veo estos
tratamientos como un acompañamiento profesional en el camino evolutivo del ser humano.
Puede servir para solucionar un problema, pero también para avanzar en el desarrollo, o vivir más
conscientemente este aprendizaje que es la vida”, manifiesta.
En la Región Metropolitana, específicamente en Peñalolén, Gloria Espinoza tiene una rica y
refrescante opción para sortear los días de calor. Hablamos de los conocidos “cubos”, pequeños
helados en bolsas largas, hechos de jugo congelado (generalmente). “Estos cubos los empecé a
vender hace más de treinta años, tengo cualquier clientela”, afirma esta emprendedora, antes de
explicar que elabora versiones de leche (con plátano o chocolate) y de agua con sabor a cereza,
piña y hasta tutti frutti. En su barrio, prácticamente no hay adulto, hijo o nieto de vecino que no
los haya probado.
¡Cuchuflíes y barquillos artesanales! ¿Quién no ha escuchado este grito en las playas de todo Chile
durante el verano? Al visitar Pichilemu, es probable encontrarse con Viviana Vargas, quien se
dedica a su elaboración y venta de estos productos hace más de diez años. En un día llega a
fabricar 400 a 500 paquetes de cuchuflíes. “Quiero hacer mis productos y venderlos altiro. Los más
vendidos son el cuchuflí bañado en chocolate o relleno de mermelada de cochayuyo”,
convirtiéndose estos últimos en una delicatesen.
Mireya Navarro, emprendedora de la Isla Grande de Chiloé, divide su día entre su tienda de
artesanías en Castro y las cabañas “Nahuital”, ubicadas en la comuna de Chonchi. “Pueden
encontrar el mejor alojamiento, a diez minutos de la ciudad, cómodo y con la mayor tranquilidad
de la zona. Las cabañas están bien equipadas y abiertas todo el año”, comenta promocionándolas.
Una interesante opción para quienes hayan elegido como destino de vacaciones este mágico y
austral lugar de nuestro país.
Como estas(os) emprendedoras(es), muchas(os) de ellas(os) ven la posibilidad de avanzar en sus
negocios y mejorar sus ganancias en ente período. Así se arman, buscando las mejores opciones
para ofrecer sus productos a turistas de todo el Chile y el mundo.