Los incendios que hemos visto estos días son los más grandes que ha tenido Chile en
los últimos 50 años. Al ver las llamas en lo primero que yo pienso es en la resiliencia.
En lograr sobreponerse mirar hacia adelante, salir bien parados.
Otra variable emocional clásica que aparece en estos momentos es la culpabilidad. Es
¿qué hubiera pasado si hubiera hecho esto o esto otro? es la constante búsqueda de
explicación de por qué me pasó.
Esto frustra, nos hace pasarnos películas, nos hace generar una serie de relatos que
intentan explicar el por qué.
Se nos quemó nuestra propiedad, o se quemó parte del país porque no fuimos lo
suficientemente previsorios, porque no teníamos agua almacenada, porque no
teníamos corta fuegos, porque no reaccionamos suficientemente rápido. Van a
aparecer una serie de factores que van a explicar qué hubiera pasado si hubiéramos
hecho lo que en este momento consideramos correcto. Eso nos va a mortificar y nos va
a hacer sentir mal.
El consejo es claro, si bien un auto análisis siempre es positivo. Ver qué sucedió, cómo
reaccionamos, cómo lo pudimos evitar, para así siempre aprender del problema que
tuvimos. Pero esto debe ser en su justa medida y en su justo equilibrio. Si bien nos
puede hacer bien y hacernos aprender, también puede ser muy castrador y muy
complejo ser muy drástico en la evaluación de esta responsabilidad. Es decir
evaluarnos muy mal, encontrar que todo lo hicimos mal, eso siempre es malo.
Evaluemos lo que pasó, veamos en qué nos equivocamos, pero en su justa medida, no
podemos prepararnos para todo, es imposible tener todos los mecanismos de control
para este tipo de tragedias. Estas cosas no avisan, siempre podríamos haber hecho las
cosas mejor, siempre podríamos haber sido más precavidos, pero lo importante es
que logramos salvar lo más importante que es la vida, que todo lo demás se recupera,
que vamos a sacar algo en limpio sin duda, que probablemente frente a otra catástrofe
similar actuemos diferente. Lo importante es el aprendizaje.
No tratemos de buscarle respuesta a todo porque nunca la hay. Las cosas pasan a
veces porque tienen que pasar, pasan sin que uno las busque, pasan sin avisar, y
muchas veces uno no es responsable de eso, uno solo trata de enfrentarlo de la mejor
manera.
De aquí a un año más vamos a trabajar, vamos a lograr salir adelante y vamos a
aprender, busquemos el lado positivo y pongámonos a trabajar lo antes posible para
recuperar lo perdido. Lloremos si es necesario, hagamos el duelo si se requiere pero
luego levantémonos y trabajemos por recuperar lo perdido. Pensemos en el evento
futuro, ahora ya hicimos todo lo que podíamos hacer.
Por:Felipe Orrego coach,psicólogo experto en Psicología Positiva.