Mujeres generadoras de crecimiento y desarrollo social.

 

A pesar de todas las dificultades provocadas por las brechas de género en distintos ámbitos,

como el laboral, las mujeres emprendedoras de Chile y de Fondo Esperanza (FE), trabajan a

diario para mejorar su calidad de vida y la de sus familias.

Este 8 de marzo el mundo conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha en que se renueva el

compromiso de la sociedad por lograr la igualdad de género y el desarrollo íntegro de las mujeres

en áreas como el trabajo y el emprendimiento femenino.

Fondo Esperanza (FE), la comunidad de emprendimiento solidario más grande de Chile, entiende

que parte importante de la reducción de la desigualdad que les afecta, se logra mejorando sus

condiciones para emprender y trabajar por cuenta propia. Por este motivo, su empoderamiento,

es parte fundamental del trabajo que desde hace 15 años realiza esta institución de desarrollo

social.

Actualmente, de los más de 110.000 emprendedores que integran FE entre Arica y Chiloé, más de

90.000 son mujeres (82%). Hijas, hermanas, madres y abuelas que decidieron contar con un

trabajo independiente por distintos motivos: más tiempo paras la crianza de sus niños, darles una

mejor educación, manejar su propio dinero, entre otros.

Cuando se apoya a las mujeres, a través de metodologías adecuadas a sus realidades como las de

Fondo Esperanza, ellas crecen. Por ejemplo, en el caso de los emprendedores de FE, al cabo de un

año y medio de participación mejoran un 23,4% -en promedio- el desarrollo de sus negocios, su

bienestar familiar, empoderamiento y su capital social. Las ventas se incrementan en un 60% y sus

ganancias en un 86%; mientras que su ingreso per cápita aumenta un 50% en promedio y en un

24% lo hace la capacidad de ahorro.

Respecto a esta realidad, Mario Pavón, Gerente General de Fondo Esperanza, indica: “De acuerdo

a la última encuesta CASEN, el 49% de los hogares en situación de pobreza, tienen jefatura

femenina, donde las mujeres tienen que cumplir múltiples roles, más allá de los que ya tienen en

nuestra sociedad. No podemos olvidarlas, debemos reconocerlas, verlas. Tener políticas públicas

que se hagan cargo de esta realidad, que fomenten su incorporación al mundo laboral, al mundo

del emprendimiento”.

Sin duda, los logros alcanzados por las emprendedoras de FE son notables, pero estos son una

excepción. Así lo cree la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que indica que uno de los

grandes desafíos de la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” es la creación de más y

mejores empleos para las mujeres, la protección social y reducir las tareas domésticas no

remuneradas.

Esto mismo se deja entrever en los últimos datos entregados por el Instituto Nacional de

Estadísticas (INE) durante el 2016, que confirma que la brecha de género entre emprendedores

sigue estando sobre el 23%. Esto significa, que si actualmente en Chile hay 1.155.866

emprendedores hombres, en el caso de las mujeres son 709.994, evidenciando que el ingreso de

ellas al mundo del emprendimiento todavía es desigual.

Los números indican que en Chile aún hay mucha tarea por hacer para alcanzar una real equidad

en el mundo laboral y del emprendimiento, en cuanto al género de quien lo desarrolle. Pero

mientras ellas trabajan a diario en sus negocios formales e informales para sacar adelante a sus

familias, es deber de las instituciones estatales, privadas y no gubernamentales, generarles las

condiciones adecuadas para que ellas, gracias a su propio esfuerzo, logren mejorar su calidad de

vida.

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