Urenda pide que más colegios acepten a niños con síndrome de down.

 

La concejala y Presidenta de la Comisión de Educación de la Municipalidad de Viña del Mar aseguró que los establecimientos deberían actuar bajo la figura de “educación integrada”, es decir, matricular a un determinado número de alumnos con características especiales.

“Las personas con síndrome de down en Chile todavía no son socialmente aceptadas y eso es una realidad muy dura para las familias que tienen hijos con esa característica”. De esta manera Macarena Urenda, Presidenta de la Comisión de Educación de la Municipalidad de Viña del Mar y concejala de la comuna, describió la situación por la que atraviesan cientos de personas en nuestro país.

Según la edil, “si bien es cierto que muchos colegios están cambiando su actitud al respecto, sigue existiendo todavía una gran mayoría que no acepta a niños con síndrome de down aduciendo que no están preparados para recibirlos. Creo que esa actitud se debe a un cierto temor tanto de los apoderados de esos colegios como de los mismos docentes”.

La Presidenta de la Comisión de Educación del municipio viñamarino explicó que “en Chile existe la posibilidad de realizar lo que se llama educación integrada, que radica en aceptar a un determinado número de niños con capacidades especiales en los colegios. También es sabido que las universidades chilenas forman a profesionales que pueden trabajar con estos niños a los que hay que respetar su ritmo de aprendizaje”.

Urenda recalcó que “hay experiencias de otros países que muestran que estos niños han llegado incluso a ser profesionales, y en Chile está el caso de Felipe Belmar, la primera persona con síndrome de down en obtener un título profesional en el país. Otro factor a considerar es el tremendo aporte que un niño con características especiales puede hacer a sus compañeros, enriqueciendo sus vidas, su visión de mundo y haciéndolo apreciar sus propias características personales”.

La concejala aseguró que “en este momento la ley no es discriminatoria, pero la realidad sí lo es. Es importante sumarse a la tarea que están emprendiendo las organizaciones las que en su mayoría están formadas por padres que han vivido la experiencia de tener un hijo con síndrome de down y eso los ha llevado a cambiar su propia visión y a luchar por defender los interés de esos niños. Ellos merecen acceder a la mejor educación posible y no es problema de capacidad técnica. Es un problema de actitud”.

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