La aprobación por parte de la Cámara de Diputados para crear el Ministerio de Ciencia,
Tecnología, Conocimiento e Innovación es un paso que marca un hito importante para el
sector, ya que se había convertido en uno de los principales anhelos de la comunidad
científica y se espera que sea el empuje necesario para los desafíos que hay en el ámbito
de la transformación digital y los procesos de la cuarta revolución industrial.
Sin embargo, instaurar una nueva institucionalidad con todo su aparataje por sí solo, no
asegura que el rol que tengan la innovación, la ciencia y la tecnología para el mundo
público y privado realmente aumente de manera sustancial para así crear un ecosistema
más dinámico, y lograr un real impacto en el desarrollo económico del país.
Paralelo a la puesta en marcha de esta nueva Secretaría de Estado, es importante mejorar
la calidad de la educación en todas sus etapas para formar el talento necesario a nivel
país, incentivar las ciencias aplicadas acorde a los desafíos de Chile, impulsar la
confluencia productiva entre el mundo académico y el empresarial, alinear los esfuerzos
de fomento público con los privados y, por sobre todo, generar estrategias país de largo
plazo que permitan enfocar los recursos siempre escasos en aquellos ámbitos de mayor
impacto y progreso a nivel nacional.
La era que estamos viviendo forzará la transformación digital de todas las industrias y
segmentos de la economía. Para lograr sobrevivir a esta revolución requerimos personas
dispuestas y capaces de formarse en nuevas competencias, recapacitarse continuamente
frente a nuevas tecnologías, y mantener una constante apertura de mente ante los
cambios radicales que se vienen. Además, será clave lograr el match entre las grandes
compañías y las startups que son empresas emergentes con ideas innovadoras y que
sobresalen en el mercado, apoyadas por las nuevas tecnologías.
Experiencias exitosas de empresas pequeñas que se han unido con otras más antiguas y
consolidadas a nivel mundial hay varias, como es el caso de empresas alemanas como, por
ejemplo, Siemens, Daimler, Airbus y BMW, para solamente nombrar algunos nombres
más conocidos. Ellos han implementado proyectos e iniciativas propias para incorporar a
las startups y así trabajar en equipo. De esta manera amplían el radio de sus ecosistemas
de innovación, ciencia y tecnología donde colaboran empresas de diferentes tamaños
junto con institutos de investigación aplicada y la academia para enfrentar los desafíos
comunes del futuro.
Alemania, uno de los líderes en ciencia y tecnología a nivel mundial, no tiene un ministerio
especial enfocado exclusivamente en Ciencia y Tecnología. De hecho, cuenta con solo con
un total de 13 ministerios a nivel federal versus los 23 de Chile. La ciencia, tecnología e
innovación se impulsa no solamente desde el Ministerio alemán de Educación e
Investigación sino dentro de diferentes organismos como parte inherente, transversal y
mancomunada de los esfuerzos de todo el estado por garantizar el liderazgo del país y el
bienestar de sus habitantes a largo plazo.
Aunque el Ministerio de Educación e Investigación tiene cierta predominancia, como ya lo
demuestra el nombre, finalmente y gracias al hecho de tener una meta clara formulada en
una estrategia país de alta tecnología, todas las instituciones, organismos y agencias
públicas de Alemania, impulsan objetivos comunes desde su ángulo técnico específico.
Por ello es clave que la creación del nuevo ministerio en Chile, vaya acompañado de un
debate amplio de los diferentes actores respecto de qué lugar queremos ocupar como
país en ciencia, tecnología e innovación, generando consenso respecto a objetivos
comunes y transversales a nivel nacional que perduren más allá de un gobierno y que
impliquen metas lo suficientemente altas y apasionantes para mover un país entero.
Cornelia Sonnenberg,
Gerente General CAMCHAL
Cámara Chileno-Alemana de Comercio e Industria.