Especialista UPLA advierte sobre los riesgos del mobiliario inadecuado en los colegios.

 

Kinesióloga Roxana Tapia afirma que los niños corren el riesgo de ser adultos
jóvenes con problemas posturales, quienes, en edad productiva, vivirán con
licencias médica por tendinitis, lesiones en el hombro o lumbalgia.

Serios riesgos de sufrir alteraciones posturales, acentuación de escoliosis y
problemas lumbares en la adultez, son algunos de los efectos que el mobiliario no
ergonométrico de los colegios podría generar en los niños en su etapa de adultos.

Así lo advirtió Roxana Tapia Allende, directora del Departamento Disciplinario de
Kinesiología y profesora de Educación Física de la Universidad de Playa Ancha
(UPLA), quien también tiene una amplia experiencia en colegios.

La especialista agregó que durante la adolescencia se produce un crecimiento
asimétrico de las extremidades inferiores, que muchas veces genera escoliosis de
orden postural. Por esta razón, explica que si la silla o el pupitre donde está
sentado el niño o la niña no es ergonométrico, los problemas pueden instaurarse
cuando el crecimiento llegue paulatinamente a detenerse. Las causas las explica
claramente:

“Lo que está diseñado y lo que en este minuto hay de disponibilidad
en mobiliario para los chicos en etapa de crecimiento, que sí les afecta
el mobiliario, no es el mejor diseño, y eso significa que si un niño parte
con problemas posturales a temprana edad, va a ser un adolescente
posturalmente no sano y después será un adulto joven con problemas
posturales, instaurados y que, cuando esté en la edad productiva,
laboralmente hablando, tendrá licencias médicas, por tendinitis, lesiones
en el hombro, porque tiene”, sostuvo la especialista.

Agregó que es necesario que un kinesiólogo realice al menos dos evaluaciones al
año, a fin de detectar a tiempo problemas posturales, para que puedan corregirse,
puesto que los profesores de educación física no dan abasto para asumir esa
responsabilidad.

Precisa que el mobiliario ergonómico es aquél que está diseñado y que puede ser
readaptado para que se respeten todas las funciones articulares, corporales, que
tiene una persona. Ello le permitirá desempeñarse en su estación de trabajo, por
el espacio que sea necesario. En concreto, la mesa debe tener un plano inclinado,
para que el niño no tenga que agachar su cabeza, debe tener una silla con respaldo, reguladores de angulaciones y de altura, con antebrazos y, en lo

posible, giratorias.

“Yo sé que la inversión es cara. Primero porque hay que tener los
profesionales para eso. Segundo, tiene que haber voluntades políticas,
porque todos sabemos que cuando no hay voluntades políticas, nada se
hace. Que la gente entienda que la salud de la población parte por la
prevención. No podemos estar atacando el problema una vez que ha
ocurrido, porque la inversión es mayor y el sistema no tiene para cubrir
eso”, concluyó la especialista.