Pandemia del Covid-19 impactó negativamente en brecha educativa de estudiantes más vulnerables

 

Dr. Boris Villalobos, psicólogo de la Universidad de Playa Ancha,
subrayó la falta de conectividad y de acceso a la educación de un
porcentaje importante de niñas, niños y adolescentes.

Cerca del 60 por ciento de los estudiantes diagnosticados con necesidades
educativas especiales; sobre el 60 por ciento de los estudiantes migrantes y cerca
del 70 por ciento de los estudiantes más vulnerables de Chile, se encuentran
estudiando en el sistema público.
A propósito de estos datos, el doctor Boris Villalobos, psicólogo y académico de la
Universidad de Playa Ancha (UPLA), advirtió la urgencia que genera la falta de
acceso (virtual o a los contenidos) que tienen los estudiantes que son
tradicionalmente excluidos del sistema escolar. Es más, precisó, que éste es uno
de los cuatro puntos clave de la inclusión (además de participación, progreso y
egreso) que se ha visto más afectado durante la pandemia.
“Parte de lo que nosotros hemos detectado con el OPSE (Observatorio
Psicosocial en Situaciones de Emergencia de la Universidad de Playa
Ancha) es que, en situaciones de crisis, los recursos que tienen los grupos
para enfrentarla puedan convertirla en situaciones de emergencia… o en
situaciones de desastre (no tengo recursos suficientes recursos para
lidiar con la situación). Entonces, podemos ver que, para algunos grupos,
que son los tradicionalmente excluidos, la pandemia no es una situación
de emergencia, es una situación de desastre, porque se ven excluidos del
proceso educativo”, dijo.
Villalobos confirmó su denuncia al hacer referencia a un estudio hecho por
el Banco Mundial y el Ministerio de Educación en 2020, el cual registró que, en
contexto de pandemia, menos del 30 por ciento de los estudiantes del sistema
público accedía a educación. Al respecto, dijo que este dato no es menor,
considerando que es en el sistema público donde se concentra la mayoría de los
estudiantes diagnosticados con Necesidades Educativas Especiales (NED),
migrantes y con mayor vulnerabilidad. Ello implica -dijo- que quienes ya
enfrentaban condiciones educativas adversas, lo hacen en un contexto de acceso
muy disminuido.

AUSENCIA DE ORIENTACIONES

Por otra parte, también criticó que sean los propios sostenedores quienes han
debido desarrollar estrategias para enfrentar este tipo de situaciones, en vez de

que el Ministerio de Educación establezca orientaciones y recursos para facilitar el
acceso. Una de ellas podría ser detectar factores que actúan como barreras (que
impiden el acceso a la educación) y facilitadores (que promueven el acceso). Entre
las primeras destaca el acceso a conectividad que afecta a un número importante
de estudiantes y, en el segundo caso, está la relación que los propios
establecimientos pueden establecer con diversas redes comunitarias, como radios,
servicios de salud e instancias similares.
“Una de las cosas queda clara, es que la pandemia va a afectar los
aprendizajes para todos los grupos, pero en particular va a tener mayor
impacto en los grupos tradicionalmente excluidos. Una de las cosas que
también es necesario ir pensando es cómo vamos a recuperar esos
aprendizajes, no para el SIMCE, sino porque los y las estudiantes tienen
derecho a sus aprendizajes. Por eso hay que pensar en cuáles van a ser
las estrategias para enfrentar aquello”, dijo Boris Villalobos, quien subrayó la
importancia de la gestión de redes que siempre puede colaborar con la comunidad
educativa.