Lingüista UPLA y mentiras en política: “Al parecer, somos una sociedad Pinocho”

 

Doctor Juan Pablo Reyes advirtió que en algunos dichos de
autoridades se visualizan contradicciones, falsedades y verdades a
medias, que solamente generan desconfianza y dudas.

La investigación Pandora Papers, que puso en el centro de la polémica al
Presidente Sebastián Piñera con el caso Dominga, se suma al caso Rojas Vade y a
otros tantos que, además, involucraron a instituciones completas. Se trata de
situaciones donde la verdad está ausente, se comprueban falsedades, o bien, las
certezas son parciales.
Para el académico de la Universidad de Playa Ancha (UPLA) y doctor en
Lingüística, Juan Pablo Reyes, la palabra está hecha para crear, porque es
plástica, flexible, dúctil y adaptable a la realidad y multiforme. Plantea que el valor
de la palabra se la da el uso y en ellas están las mentiras, los eufemismos de la
diplomacia y las metáforas de la política, que tienden a opacar más que ilustrar un
proyecto, una ley, una política pública.
“Hemos abandonado las palabras honestas, sinceras y diáfanas, ¿hemos
pasado el umbral del dolor que nos producía la mentira? ¿Será síntoma de
esta situación el que se esté usando tan frecuentemente la expresión ‘de
verdad, se lo digo’, ‘créame, sí es verdad’, ‘para qué voy a mentir’, ‘por
supuesto, como no’, tras decirte ‘voy y vuelvo’, ‘espéreme un ratito’’? ¿Es
necesario explicitar ese valor de verdad entre amigos, familiares,
autoridades? ¿Por qué nos causa más risa que rabia, cuando nos llaman al
celular para decirnos que están en un taco y, por eso, llegará más tarde, o
justificar con un funeral la inasistencia a un examen académico?”, dijo el
académico.
Y es que la mentira y el engaño, como estrategia política, no es un fenómeno
nuevo. De hecho, advirtió que la idea de que los políticos mienten está alojada en
el conocimiento popular, cuestión que incluso es motivo de chistes, portadas de
diarios y comentarios de pasillo. Sin embargo, lo complejo es cuando la mentira
se utiliza como estrategia política, pues no solo se busca engañar a la ciudadanía,
sino también reforzar los miedos y prejuicios existentes.

MENTIRA SIMPLONA

El académico UPLA se refirió también a la mentira que calificó como “simplona”,
aquella que se dice solo con el fin de tergiversar los hechos y engañar. Sostuvo

que en las redes sociales, por ejemplo, la gente ya no parece sorprendida por las
afirmaciones que hacen las autoridades, las que generan una serie de reacciones.
“La lista es larga, desde quienes mandaron a pedir el famoso informe
del big data, los dichos del ministro (Jaime) Mañalich, que aseguró que
nuestro sistema de salud es uno de los mejores y más eficientes del
planeta, o cuando dijo que los libros de reclamos de los Compines están
llenos de felicitaciones. Para qué recordar las mentiras sobre los gastos
reservados del Ejército, las firmas para apoyar candidatos ante notarios
fallecidos y el cáncer fantasma de un constituyente. ¿No se ha
establecido, entonces, ya una escenografía perfecta para que las
generaciones tengan la posibilidad de continuar sembrando falacias,
bulos y engaños? Al parecer, sufrimos el síndrome de Pedro Urdemales o,
quizás, somos una sociedad Pinocho”, se preguntó el académico.
Ante estos hechos, el doctor Reyes aseguró que la lingüística trabaja para
reconocer los rasgos típicos de una afirmación o negación que levantan sospechas,
sometiéndola a la prueba de la verdad a ciertos recursos expresivos tajantes,
enfáticos, como es el caso de “cómo se te ocurre”, “no sería capaz de hacer
semejante cosa”, “lo niego totalmente”, “es totalmente cierto, no tengas ninguna
duda”.