Los servicios policiales y el Ministerio Público aún trabajaban hoy para esclarecer la muerte de Nicolás Viveros, de 52 años, de profesión soldador y quien vivía en Quilpué hasta la semana pasada junto a sus padres y a su hermano Salvatore.
La Fiscalía Regional de Valparaíso investiga cómo este trabajador habría decidido poner fin a sus días de una manera bastante extraña, ya que ?según se ha podido establecer- habría emulado la antigua práctica japonesa del harakiri, es decir, el suicidio mediante una estocada que se autopropinó en el pecho, con un cuchillo de 20 centímetros de hoja.
La decisión la habría tomado tras estar separado de su familia que está radicada en Alemania y de la que se habría alejado en busca de mejores oportunidades laborales. Viveros tenía la intención de reunir una cantidad de dinero para traer a su esposa e hijo desde Europa, pero la depresión no le permitió continuar en su objetivo y lo habría llevado a la determinación de quitarse la vida.
El malogrado hombre fue encontrado en el suelo del baño de su domicilio con la cuchillada en el tórax, situación que, según el inspector de la Brigada de Homicidios Gabriel Alarcón, resulta absolutamente atípico para este tipo de hechos en la región, más aún considerando que Viveros no tenía vinculaciones ni intereses ligados con la cultura japonesa. Lo único seguro es que la decisión fue violenta, rápido y sin vacilaciones, según pudieron determinar los especialistas que investigan el caso.