Universidad recibió a 20 alumnas y alumnos en esta condición, completando
un total de 96.
20 estudiantes en situación de discapacidad ingresaron a la Universidad de Playa
Ancha (UPLA) este 2019, quienes se integrarán a las distintas carreras de
pregrado y técnicas que se dictan, tanto en Valparaíso como en San Felipe.
De esta manera, la UPLA completa un total de 96 estudiantes en esta condición,
liderando la cifra a nivel de las universidades del Consejo de Rectores de
Valparaíso.
Así lo informó María José Maturana, encargada de la Unidad de Inclusión,
perteneciente la Unidad de Acceso Inclusivo y Permanencia Universitaria (UAIP)
de esta casa de estudios.
Los estudiantes accedieron a iniciar sus estudios universitarios o técnicos por los
procesos habituales contemplados para ello, como Admisión Especial, PSU y
Programa PACE. La profesional comentó que la mayoría de los estudiantes postula
conociendo los atributos y condiciones que tiene la universidad para su futuro
desempeño académico.
“La gran mayoría postula sabiendo lo que ofrece la universidad, porque o
si no, no se viniesen acá a la universidad, ellos más o menos saben la
infraestructura, el mobiliario, los profesionales, las ayudas que podemos
brindarles, los laboratorios de KINE de TEO, ellos saben a lo que vienen,
saben con que pueden contar y con que no”, indicó.
TRABAJO HISTÓRICO
María José Maturana también destacó el rol que ha desempeñado la UPLA desde
hace ya varios años en la temática del acceso inclusivo.
“Desde nuestros inicios la Universidad de Playa Ancha es considerada
como la universidad más inclusiva dentro de la quinta región en
comparación de las otras universidades del Consejo de Rectores. Si bien
es cierto, existen las universidades privadas, que también atienden a
estudiantes en situación de discapacidad, pero la población estudiantil y la familia de estos estudiantes prefieren obviamente la Universidad de
Playa Ancha por el prestigio, la infraestructura, el acompañamiento y los
profesionales que cuenta la universidad”.
La UPLA también no solamente considera en su proceso de admisión a los jóvenes
con discapacidades físicas, sino que también psiquiátricas, previa evaluación de
sus aptitudes para enfrentar los desafíos que implica ser un estudiante
universitario.