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Frente al estudio que arroja que un 57% de los alumnos de octavo básico aprobaría una dictadura, el especialista en educación y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Mario Sobarzo, sostiene que esto se podría solucionar si la asignatura de filosofía se incorporara en el currículum de enseñanza básica. “La filosofía para niños se centra en las habilidades de interacción democrática, como el diálogo, la argumentación y el respeto por las opiniones ajenas”, señala.

El último estudio sobre Educación Cívica y Formación Ciudadana de la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA), aplicado en escolares de octavo básico de Colombia, México, Perú, República Dominicana y Chile, arrojó que un 57% de los alumnos nacionales estaría de acuerdo con una dictadura si conllevara orden y seguridad.

Para el experto en filosofía de la educación y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Mario Sobarzo, esta opinión disminuiría entre los escolares si se enseñara filosofía desde la educación básica y no solo en tercero y cuarto medio, como ocurre actualmente. “Es muy importante que la filosofía pudiera estar desde la infancia. Los colegios particulares tienen en un gran porcentaje incorporada estas clases de filosofía para niños, porque logran mejorías en las prácticas ciudadanas y en las formas de entender”, sostiene.

Aunque valora que el Consejo Nacional de Educación (CNED) haya planteado la necesidad de que la asignatura se imparta también en la educación técnico-profesional, considera que además debiera discutirse la posibilidad de impartirla más tempranamente, a objeto de que los escolares se formaran desde pequeños con un pensamiento crítico y analítico, lo que a su juicio les permitiría apreciar más la democracia. “La filosofía para niños se centra en las habilidades de interacción democrática, como el diálogo, la argumentación y el respeto por las opiniones ajenas”, explica.

El académico señala que tanto estudios como la experiencia internacional avalan esta temprana incorporación de la asignatura en los currículos escolares, ya que les permite tener herramientas para dirimir conflictos en un contexto de sana convivencia. “Cuando nos comparamos con países escandinavos, nos encontramos con que ahí los niños son ciudadanos desde muy niños, e inciden en los procesos al interior de sus propias escuelas. Acá la democracia funciona como un constructo ideológico, un discurso, pero que en la vida práctica no se evidencia”, señala.

Finalmente, el experto sostiene que una de las principales causas de que los más pequeños no valoren la democracia se encuentra en la eliminación de la asignatura de educación cívica o ciudadana. “Son muchos los elementos que hacen pensar que no se vive la democracia en las comunidades escolares. Los estudiantes más pequeños no valoran la democracia porque no son conscientes de los beneficios que implica vivir una vida democrática”, concluye.

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