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El especialista en contaminación ambiental y académico de la Universidad de Santiago, Dr. Patricio Pérez, afirma que los episodios críticos en la capital, que este año subieron un 37,9% en comparación a 2017, podrían haber empeorado si la selección hubiese asistido a la cita planetaria. Esto, considerando que durante la Copa América de 2016, los asados habrían aumentado la incidencia de estas situaciones. “Para que haya emergencias, tiene que conjugarse la mala ventilación con un gran volumen de emisiones”, explica.

Un 37,9% subieron los episodios críticos de contaminación en la Región Metropolitana este año, en comparación a 2017. De acuerdo al balance del periodo de Gestión de Episodios Críticos (GEC) 2018, que finalizó este viernes, se registraron 40 jornadas con aire de mala calidad, 11 más que las vividas en 2017.

Para el experto en modelos de pronóstico de contaminación atmosférica y ambiental, y académico de la Universidad de Santiago, Dr. Patricio Pérez, la situación podría haber sido peor si la selección nacional de fútbol hubiese clasificado al mundial de Rusia, que se jugó este año entre el 14 de junio y el 15 de julio. Es decir, en medio del lapso que comprende la GEC.

“En las últimas emergencias del año antepasado, la mayoría era atribuible a los días en que Chile había jugado en la Copa América (Centenario), por los asados. Este año Chile no fue al mundial y esa es una de las razones de que no hayamos vivido situaciones tan críticas”, afirma.

En 2016, el intendente de la RM de aquel entonces, Claudio Orrego, criticó a quienes realizaron asados durante el partido de Chile contra México por cuartos de final, ya que los índices habrían aumentado considerablemente producto de esta incidencia.

“Para que haya emergencias, tiene que conjugarse una situación de mala ventilación con un gran volumen de emisiones”, explica el doctor en física. Este año, pese a la mayor cantidad de episodios críticos, no se alcanzaron niveles de emergencia, al igual que en 2017.

“La principal causa del aumento son meteorológicas, ya que las condiciones estuvieron más desfavorables este año. Los días que hubo mala ventilación fueron significativamente más”, señala. “Si se cuentan las horas en que estuvimos en preemergencia este 2018, en comparación al año pasado, hubo un 900% de aumento, pasando de 5 horas a más de 60”, grafica.

Finalmente, el especialista no descarta que la forma en que se ejecutó el Plan de Descontaminación puede haber influido en esta subida, pero señala que no puede cuantificarse de manera categórica.

“Aunque se esperaba que las emisiones de leña por calefacción sufrieran una baja, no disminuyó lo esperado, dado que los días de mayor contaminación fueron los más fríos”, indica. “Los esfuerzos nunca son suficientes. Aunque es indudable que se ha hecho mucho, siempre se puede hacer más, sobre todo en cuanto a fiscalización”, concluye.