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El analista internacional de la Universidad de Santiago, Rodrigo Álvarez Valdés, pertenece a la Nuclear Security Governance Expert Group y el Fissile Material Working Group. Sostiene que hay países que no están dispuestos a destruir su material bélico mientras Estados Unidos y Rusia no lo hagan primero, y que ello explicaría el cambio de estrategia, enfocado en el resguardo del material radiactivo.

La posibilidad de un ataque nuclear perpetrado por terroristas es una de las mayores amenazas a la seguridad global, aseveró el Presidente Barack Obama durante la última Cumbre de Seguridad Nuclear (Nuclear Security Summit). Por eso, conminó a los más de cincuenta representantes de países del mundo, que asistieron al encuentro, a intensificar los mecanismos de protección del material radioactivo.

Al respecto, el analista internacional de la Universidad de Santiago, Rodrigo Álvarez Valdés, aseguró que “existe una posibilidad cierta de que grupos terroristas tengan acceso más que al armamento nuclear, al material del que está compuesto”. El especialista participó en el encuentro de expertos en seguridad nuclear “2016 NGO Nuclear Security Summit ‘Solution for a secure nuclear future’”, que se realizó con anterioridad a la cumbre y que reunió a diversas organizaciones no gubernamentales.

El académico, que pertenece a la Nuclear Security Governance Expert Group y el Fissile Material Working Group, puntualiza que si bien es difícil el acceso efectivo a armamento nuclear, existe la amenaza latente de que tales grupos armados utilicen material radiactivo en sus atentados.

Enfatiza que el peligro radica en las llamadas ‘bombas sucias’ que se podrían fabricar. Es decir, artefactos explosivos comunes que contienen sustancias radiactivas y que al ser detonados dispersan elementos de extrema peligrosidad en una zona determinada, lo que podría provocar un efecto destructivo.

“Si un grupo terrorista accede a una cantidad de material radiactivo suficientemente considerable para hacerlo detonar en una ciudad importante, como Paris, Londres, Roma, Madrid, Toronto, etcétera, el efecto que tendría, por un lado, sería la contaminación producto de la bomba sucia, pero también uno psicológico, económico, social y político”, enfatiza.

Ante la amenaza, es importante establecer protocolos o mecanismos para proteger el material radiactivo a través del safety y el security, sostiene Álvarez.

“El safety se refiere al manejo seguro del material radiactivo al interior de las plantas nucleares que generan energía o de las instalaciones militares que desarrollan tecnología nuclear con objetivos militares, mientras que el security, a las medidas para que el material no caiga en manos de grupos extremistas”, explica.

Eliminar el armamento nuclear: imposible por ahora

La cumbre de los mandatarios ratificó que la idea de destruir el arsenal nuclear es imposible en el corto y mediano plazo, afirmó el académico de la Universidad de Santiago.

Entre las causas, el analista sostiene que “lo que permanentemente se ha discutido es la eliminación de las armas nucleares, pero el problema que se tiene a nivel internacional es que hay un grupo de países que, producto del principio básico del armamento nuclear –la destrucción mutua asegurada–, no está dispuesto a destruir su armamento nuclear hasta que alguno de los grandes actores, como Estados Unidos y Rusia, lo destruyan primero”.

En ese sentido, afirma que dada la imposibilidad de eliminar las armas, el Presidente norteamericano cambió de perspectiva y propuso el resguardo del material radiactivo.

“Hay otra alternativa, que consiste en asegurar el material nuclear, ya sea el fisionable o aquellos residuos producto de la utilización de la energía nuclear, porque el objetivo consiste en que este material no llegue a manos de actores que podrían mal utilizarlo. Por ejemplo, terroristas”, subrayó.

Tareas pendientes

La Cumbre de Seguridad Nuclear es una instancia que surgió por iniciativa del mandatario Barack Obama, cuando en 2009, en el marco de una visita a la República Checa, propuso la creación de una conferencia que abordara la no proliferación de armas nucleares e, incluso, su erradicación paulatina. Desde 2010 se han realizado cuatro encuentros, que han convocado a los principales líderes mundiales.

Sin embargo, ante la imposibilidad de destruir el armamento, la estrategia cambió hacia la conservación y resguardo. “Se reunirían cada dos años, apuntando al safety y al security, porque el objetivo no pasaba por la eliminación del armamento nuclear, sino por el resguardo del material radiactivo”, expone el profesor Álvarez.

La última reunión, que pone fin a la serie de encuentros internacionales, generó una serie de críticas hacia Obama. Analistas sostienen que los objetivos planteados en un inicio por el jefe de Estado no fueron logrados.

Además, existe incertidumbre respecto a quién o quiénes asumirán las responsabilidades que dejó la Cumbre de Seguridad Nuclear. Sobre todo, considerando que existe la amenaza latente de que grupos extremistas obtengan material altamente peligroso, enfatizó Álvarez.

Por Fernando Abarca Back.

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